La base de una caminadora dañada y los tubos y una palanca de freno de una bicicleta le bastaron a Héctor para construir un dispensador de gel antibacterial. Cada vez que uno de sus compañeros presiona con el pie la palanca (de freno de bicicleta), se tensiona una guaya en la parte superior y esta, a su vez, baja una platina, que es la que acciona la válvula del frasco de gel.
“La idea inicial era construirlo electrónico. Pero con el cierre del comercio no pude conseguir los materiales. Entonces opté por hacerlo mecánico”, cuenta este hombre de 40 años que nació en Girardot. Solo necesitó un fin de semana y buscar entre la chatarra, que de vez en cuando compra, para construir su invento. Él calcula que gastó 22.000 pesos en la creación de su dispensador.
Es inevitable querer saber más sobre Héctor Iván Quintero Sánchez. Llegó a TGI primero como vigilante, a través de la empresa Visé Ltda., con la que estuvo vinculado más de 10 años, tres al servicio de la sede de TGI en Gualanday. Luego, como está ahora, a través de la empresa StockGi, que tiene a cargo el almacén y la bodega de esta misma sede, y allí cumple la función de almacenista desde octubre de 2018.
Pero ese salto y cambio de actividad tomó su tiempo. De ser guarda en la entrada principal de TGI pasó a realizar esa misma labor en el área de bodega. “El jefe de esa época me dio la oportunidad de aprender, me enseñó soldadura y me regalaba internet para que no me quedara sin hacer nada, porque después de hacer aseo, me la pasaba esperando a que llegaran a pedir materiales y herramientas”, cuenta Héctor.
Su trabajo terminó en TGI y por tres años estuvo en otras compañías, también como vigilante, con la empresa Visé Ltda., pero siempre con ganas de regresar. Por eso, cuando vio por internet una vacante en la compañía para almacenista en Flandes, Tolima, no lo pensó dos veces: se postuló, ganó y volvió en 2018.
“Al poco tiempo también comencé a estudiar para técnico en Sistemas, en el Politécnico Americano, en Ibagué, para poder aprender a manejar el programa SAP, que me permite llevar un control de los materiales del almacén”, explica.
El ingenio de Héctor se manifestó cuando, por la pandemia, tuvo que idearse una solución para dejar el frasco del gel antibacterial en un solo puesto: “Primero pensé en atornillarlo a la pared. Luego vi videos en YouTube, pero eran dispensadores en PVC, y no nos funcionaban porque hay técnicos que calzan 42 y 43, y el tubo de PVC no aguantaría la fuerza; entonces tocaba mejor con soldadura”, agrega.
Con su equipo de soldadura, y las partes de una bicicleta y de una caminadora, logró armar el dispensador y lo puso a la entrada de la sede, “para que todos los técnicos lo puedan usar y no lleven el Covid a la bodega”.
Cuando el ingeniero Fabián Arias, director de Mantenimiento en Zona Sur-Occidente, vio su creación le dijo que hiciera un video para El reportero soy yo, de TGI. “Más que el dispensador, hay una historia de vida, de una persona que cree en las oportunidades, si se capacita”, afirma Arias. Y fue ahí cuando, gracias a la iniciativa de Héctor, empezaron a desarrollar toda la idea para que varios técnicos construyeran sus propios dispensadores.
“Les propusimos que se unieran a este proyecto como parte de su proceso de desarrollo, y para fortalecer sus competencias de movilizador del cambio y la innovación, y trabajo colaborativo”, explica Jenny Vega, subdirectora de Selección y Desarrollo de TGI. “Además, le queríamos apostar al pilar de la eficiencia, pues los dispensadores se debían crear con los materiales que encontraban los colaboradores en sus lugares de trabajo, sin generar costos adicionales a la compañía”.
El dispensador no es el primer invento de Héctor, pero sí la primera creación que conocen todos los colaboradores. Ahora tiene planeado crear una lámpara, que, según explica, desde lo alto de los postes, con movimiento 360 grados y hacia arriba y hacia abajo, iluminará los puntos ciegos de la vía. “Así podré aportar a la seguridad y vigilancia de la estación de TGI”, afirma convencido.